Siempre he oído decir este proverbio: Venimos al mundo sin
nada y sin nada nos vamos.
Disculpen que les contradiga a todos los que tienen siempre este dicho;
porque si nuestro proceder fue malo y nunca buscamos el perdón de nuestros semejantes y de nuestro Dios y padre Celestial, el peso de toda esa maldad va en nosotros y nos hundirá hasta lo profundo del infierno, donde esta el príncipe de las tinieblas, que es el padre de todo aquel que hace la siguiente lista de virtudes que son las obras del Alma que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, ira, contienda, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgias y cosas semejantes a estas; de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas, no heredaran el Reino de Dios.
También hay otra clase de
equipaje, que ese si es la voluntad de Dios, que lo llevemos, que son los siguientes: El fruto del espíritu
que son: Amor, gozo, paz, paciencia benignidad, bondad, fe, mansedumbre,
templanza, contra tales cosas no hay ley. Alguno de estos dos equipajes
llevaremos. Lo que si no se nos está permitido es no llevar ninguno de ellos.
La constitución Universal del
Creador del Universo es muy clara en
cuanto a sus leyes, porque las mismas
que se aplican en el cielo también acá en la tierra
y no son para unas personas en particular; sino para todos los habitantes como dije antes , tanto para los del cielo
como para los de la tierra; las leyes son iguales.
Hace muchos millones de años, un
habitante del cielo, se rebeló contra
las leyes justas y buenas de Dios; y no
contento con esto contamino a la tercera parte de sus compañeros y todos
fueron lanzados a las tinieblas de afuera.
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